lunes, 18 de junio de 2018

"El hombre afortunado" - Ceyla Ramos


Llevaba un hacha en la mano y se paseaba con ella de un lado a otro. Su cuerpo esbelto y su bella figura contrastaban con la vieja y oxidada hacha de mango corto que cargaba como si fuera su bien más preciado.

—¿Esto les gusta? —preguntó levantando la afilada hacha hacia los tres hombres encadenados—. ¿O prefieren que sea rápido y sin dolor?

Nos hablaba como si fuera a tomar en consideración alguna de nuestras respuestas, cuando en realidad sabíamos que era una psicópata que se divertía con esas pequeñas conversaciones en las que fingía ser nuestra amiga.

Era nuestro tercer día en ese infierno. En medio del cansancio y del intenso dolor corporal, mi mente trataba de entender cómo una mujer tan joven, tan bella y tan, aparentemente, frágil había podido someter y torturar a tres hombres adultos, más fuertes y corpulentos que ella. Por más que lo habíamos intentado, nuestras fuerzas no habían sido suficientes para escapar de su crueldad durante tres largos días.

—Sí, mejor lo hacemos más fácil. —La mujer soltó el hacha, se amarró el cabello en una cola, y mirándonos con una sonrisa, tomó el revólver que estaba en la mesa frente a nosotros. —Ya me estoy cansando de tanta sangre.

Miré a mis compañeros y, al igual que yo, parecían vencidos. Sus rostros estaban desfigurados por los golpes. Supuse que yo debía verme igual, porque la cara me dolía, me ardía y la sangre palpitaba con fuerza en cada una de las heridas de mi cuerpo, aumentando mi dolor.

Estábamos desnudos, sedientos y sin fuerzas. Ella había tomado todas las precauciones para evitar que muriéramos. Al principio, lo agradecí. Pero ahora, prefería estar muerto.

—Tal cómo se los había prometido, hoy terminaremos con esto. —De un brinco, se sentó en la mesa, apoyó sus manos en el borde y, mientras hablaba, balanceaba sus piernas en el aire, lo que le daba un aspecto infantil que no concordaba con las circunstancias. —La buena noticia es que uno de ustedes vivirá.

¿Era una buena noticia vivir y estar a solas con ella?

—La mala noticia es que aún no decido quién será el afortunado. En esto van a tener que ayudarme. —La sonrisa que salió de su rostro me produjo un escalofrío. —¿Quién de ustedes debe vivir? ¿Cuál de estos tres asquerosos violadores de mujeres merece vivir?

El odio en sus palabras hizo que mi intuición se activara. Más que un final, este era el inicio de otro de sus juegos.

—¡Si vas a matarnos, hazlo de una vez! ¡Maldita perr… —Un disparo en la entrepierna interrumpió las palabras del más joven de los tres.

Sin inmutarse, la mujer había levantado el arma y, con una increíble puntería, destruyó el instrumento que había infligido dolor a muchas chicas en el pasado. 

El joven lloraba y gritaba. Gritaba desgarrándose la garganta. Y sus gritos sólo servían para martirizar a los borregos que esperábamos en fila nuestro turno.

—Ay, ya deja de llorar. —Un tiro en la cabeza del joven silenció los gritos.

Atónito, miré el cadáver y un gran anhelo por vivir afloró en mi interior.

—Bueno, continuemos. ¿Por qué alguno de ustedes merece vivir? —Los dos guardamos silencio. —Por favor, no tengo todo el día —insistió ella.

—Ya no me importa lo que pase conmigo… —dijo el hombre a mi derecha. Estaba derrotado. Lloraba con la cabeza hundida en el cuello. Tenía los ojos cerrados con fuerza, como esperando que su castigo llegara en cualquier momento.

—¿Y qué hay de ti? —dijo ella dirigiéndose a mí.

La miré tratando de encontrar en sus ojos algo de piedad, pero en ellos no había ningún tipo de benevolencia.

—Te juro que no lo volveré a hacer —dije con un hilo de voz, temiendo que mis palabras terminaran causándome más daño que beneficio.
—¿Estás seguro? —preguntó ella levantando una ceja.
—Sí. Nunca más tocaré a una mujer si ella no lo quiere.
—¿Y por qué tengo que creerte?
—Porque es la verdad. Después de esto, jamás veré a las mujeres como solía hacerlo.

Durante mi vida, le había prometido mil veces a Dios que no volvería a violar a una mujer, pero le había fallado cada vez. Pero ahora estaba seguro de que lo cumpliría porque, después de tres días en sus manos, una mujer me había cambiado.

—Mmm… —dijo con sus ojos puestos en mí, pero con su mente ocupada en otras cosas —. ¿Estás dispuesto a soportar una vida sin satisfacer tus sucios deseos? ¿Estás dispuesto a renunciar a todo eso?
—Sí. —dije sin titubear.
—Ok, me has convencido.

Con un disparo a sangre fría terminó con la vida del hombre que estaba a mi lado, que se fue de este mundo sin volver a abrir los ojos. 

La mujer se acercó a mí, me desató y a empujones me subió en la mesa. Me obligó a acostarme sobre mi costado, y cuando estuve en la posición “adecuada”, volvió a encadenarme.

El miedo me sobrepasó, las lágrimas salían de mis ojos sin control y mis sollozos suplantaron el llanto de mis compañeros.

—No llores, cariño. —La mujer se paró a mi lado y me acarició la cabeza con ternura. —Ya casi terminamos.

Con determinación, levantó el hacha y la dejó caer sobre mí. Un paralizante dolor me partió por la mitad y la inconsciencia llegó como una salvadora.



Horas –o días– después, desperté en la habitación de un hospital. Cuando tuve fuerzas, los doctores me explicaron la situación. 

Lloré. Lloré como un niño pequeño durante horas. Lloré por todo lo que había hecho, por lo que ella me había hecho y por lo que me esperaba de ahora en adelante.

—No llores, cariño —me dijo una enfermera, y esa frase me erizó la piel —. Eres un hombre afortunado. Si no fuera por esa llamada anónima, estarías muerto.

¿Afortunado? ¿Lo era? 

Sí, era afortunado porque por primera vez cumpliría mi palabra. Ella se había asegurado de que así fuera. Era afortunado porque ahora, convertido en un eunuco, por fin dejaría de ser el monstruo que era.

17 comentarios:

  1. Hola Ceyla:
    Imaginativa historia donde narras el episodio de una mujer vengadora, donde tratas de denunciar los abusos y violaciones que últimamente vienen produciéndose con mucha frecuencia por parte de grupos de "tarados mentales" o individuos solitarios con retorcidos complejos o malos instintos.

    Con relación a la parte formal del relato, hay un pasaje que a mi entender, puede confundir al lector:
    ¿Esto les gusta? —preguntó levantando la afilada hacha hacia los tres hombres encadenados—. ¿O prefieren que sea rápido y sin dolor?
    Aquí parece que hubiera un narrador observando la escena, cuando en realidad el narrador es uno de los tres protagonista que está sufriendo el maltrato de la mujer vengadora.
    El final me ha parecido sorprendente.
    Felicidades.

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    1. Hola Vespasiano. Gracias por comentar!
      Tienes razón. Ahora que lo señalas, me doy cuenta que en esa frase específica parece que el narrador no fuera una de las víctimas. Lo corregiré.
      Gracias y saludos!

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  2. Hola, Ceyla, me ha parecido interesante la venganza del personaje principal, una vengadora de las mujeres violadas. Creo que hay muchas coincidencias con la cifras: tres hombres, tres días. Hay también repeticiones de palabras en los mismos párrafos como: afortunado en el final.
    Con respecto a las siguiente frases podrías ponerle atención a algunos aspectos formales.
    —Tal cómo se los había prometido, hoy terminaremos con esto. (los es el objeto directo en plural se lo había prometido a ustedes- matarlos)
    Se los había prometido: los juguetes bonitos.
    El odio en sus palabras hizo que mi intuición se activara. Creo que habría un verbo mejor que activar, tal vez cambiando un poco la frase. Me parece que activar es mejor para los mecanismos, no sé.
    —Ya no me importa lo que pase conmigo… ¿Cuál es el pronombre para caso dativo? Me, podría ser mejor decir algo que me pasó. Algo que me sucedió. Así no sería una forma parecida al pasivo. Bueno, la trama está bien. Un abrazo.

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    1. Hola Juan. Gracias por comentar.
      Tienes razón en el tema de “los”, gracias por la corrección.
      La palabra “activar” la utilicé precisamente con esa intención: quería que dentro del personaje se encendiera una señal de alarma que le indicara que algo malo se acercaba.
      Con respecto a “Ya no me importa lo que pase conmigo…”, el personaje se refiere a que ya no le importa si vive o muere. Está hablando en presente, no en pasado. Tal vez te suena mejor “Ya no me importa lo que suceda conmigo…”
      Gracias y saludos!

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  3. Buenas, Ceyla.

    Un relato muy duro con una historia llena de odio. Esa mujer es la venganza personificada. Me quedó la duda de si ella misma sufrió una violación.
    En general me parece que tu relato está bien narrado, aunque hay algo que no termina de encajarme, y es que la historia la cuenta uno de los protagonistas y algunas veces parece que es un observador externo. No sabría decirte exactamente la razón, pero es la sensación que me dio.

    Un cosa que me llamó la atención: "y la sangre palpitaba con fuerza en cada una de las heridas de mi cuerpo", entiendo la idea, pero ¿la sangre palpita? No sé, eso me pareció raro.

    Aun así, me ha gustado tu relato. Buen trabajo.

    No leemos. Un saludo.

    IreneR

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    1. Hola Irene. Gracias por leer.
      Sí, seguro la sensación de que es un observador externo se debe a lo que ya señaló Vespasiano.
      Cuando escribí la “sangre palpitaba” me refería a la sensación que se genera al tener una herida abierta. En la zona afectada se siente con fuerza cómo circula la sangre, y pude resultar bastante molesto y doloroso. Obviamente, la sangre no palpita, el que palpita es el corazón. Pero la expresión se puede utilizar de la misma forma como usamos frases como “con sus ojos me dijo lo que pensaba”. Si nos basamos en la definición de la palabra “decir”, la oración sería incoherente porque los ojos no pueden emitir palabras, pero a pesar de eso, no deja de ser una oración válida y acertada para describir una situación.
      Gracias y saludos!

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  4. Repudio sin ambages la violación, pero en no menor medida la creciente criminalización que estamos sufriendo los hombres por el hecho de serlo. El código penal debe tratar estos delitos con severidad, sin alegrías, como el juez de la manada.

    ¿Qué diferencia hay entre el joven violador y la mujer asesina y castradora?

    Una reacción a la creciente masculinización de las mujeres quizá sea la contraria: cada vez hay más hombres homosexuales. Un saludo

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    1. Hola Amilcar. Gracias por leer.
      Este relato no es una apología a la venganza o al crimen. No estoy exaltando a la mujer vengadora ni menospreciando a los tres violadores. Todos son culpables de sus propios errores y delitos, sin importar la motivación que haya tenido cada uno.

      No estoy de acuerdo con tu apreciación. Primero, no creo que las mujeres nos estemos masculinizando por el simple hecho de querer empoderarnos. Eso significaría que somos seres débiles y sumisos, y que para ser femeninas debemos mantenernos así. Y segundo, no creo que el aumento de la homosexualidad en los hombres sea nuestra “culpa” (si es que la palabra culpa cabe aquí). Creo que en ese caso, ustedes tendrían que analizar qué es lo que sucede y no buscar culpables en factores externos cuando, seguramente, son internos.

      Saludos!

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  5. ¡Hey! Un relato cruel sin lugar a dudas, pero muy bien narrado. Quiero recalcar que manejaste muy bien el tema, el cual es extremadamente delicado. Es muy fácil ofender a la gente cuando se tocan estos temas y lograste mantener una posición intermedia. Eso será todo menos fácil.
    Me gustó esta parte vulnerable que le diste al narrador, pues le dio profundidad, lo que indispensable en los personajes principales. Muy buen trabajo.

    Lo único que quizá yo corregiría, y ya lo mencionaron, es esta parte un poco confusa del tipo de narrador al principio. De ahí en fuera, ¡felicidades!

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    1. Hola Evelyn. Gracias por leer y comentar!
      Me alegra mucho que hayas disfrutado el relato.
      Saludos!

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  6. Leosinprisa

    Hola Ceyla, un mujer que asume el papel de vengadora (posiblemente ella fue víctima o alguíen cercano), contra unos violadores que merecen el peor de los castigos. Es un tema delicado, pues los impulsos asesinos tampoco son la mejor solución ante la falta de respeto de esos hombres que consideran una mujer como un simple objeto.

    Los humanos somos seres grises, la luz y la oscuridad conviven con nosotros y por ello, capaces de lo mejor y lo peor. Hasta el más mísero de los individuos merece un juicio justo y un castigo proporcionado. Sé que es difícil y la furia sustituye muchas veces a la razón, por puro instinto, nuestra primera inclinación es la destrucción, y todos somos proclives a esa llamada.

    Educación, respeto, comprensión, deben ser pilares que hagan de nuestra sociedad la verdadera aspiración que todo ser humano posee. Por desgracia, nuestros instintos animales nos dominan. Tal vez, algún día, la utopía cobre forma, hoy nos queda muy lejana.

    Gracias por ayudarme con tu texto a dar forma a reflexiones, a que todos seamos mejores personas. Agradecido por tu comentario en mi historia. Un saludo

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    1. Hola Leosinprisa. Gracias por leer.
      Este tipo de temas tienen tantos puntos de vista como personas en el mundo. Gracias por dejar tu reflexión al respecto y aprovecho para decirte que concuerdo contigo. Todos merecemos un juicio justo sin importar el delito.
      Saludos!

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  7. Buenos días Ceyla Ramos:

    Me ha gustado mucho tu relato: "La venganza a todas las mujeres que han sido víctimas de hombres violadores".

    La frialdad con que actúa esta bella mujer es semejante a la que emplean los violadores.

    Para presentar a esta mujer la llamas psicópata. Pero para para definir a los personajes-hombres-violadores, no les llamas así. Creo que deberías diagnosticarlos con esta misma enfermedad mental. Sería lo justo. No vaya a ser que la ley a ella la condene por asesina y ellos se salven, como pasa casi siempre.

    En cuanto a la forma, he encontrado algunas cosas que si te parece bien, las cambias y si no, dejas tal cual está el relato.

    1. Dices: "—¿Esto les gusta? —preguntó levantando la afilada hacha hacia los tres hombres encadenados—.
    Yo añadiría: "—¿Esto les gusta? —preguntó levantando la afilada hacha hacia los tres hombres que estábamos encadenados—.
    Porque tal como lo pones parece que hay un narrador omnisciente y en el siguiente párrafo vemos que es un narrador en primera persona.

    2. Pones: "mi mente trataba de entender cómo una mujer tan joven, tan bella y tan, aparentemente, frágil había podido someter y torturar a tres hombres adultos"
    Creo que deberías poner: "tan bella, y tan aparentemente frágil" – Sin las dos comas intermedias.

    3. En este párrafo: "—Tal cómo se los había prometido, hoy terminaremos con esto. "
    Creo que ese "los" es un "lo". Así: —Tal cómo se lo había prometido..."

    Por hoy nada más que darte la enhorabuena por romper una lanza a favor de las mujeres.

    Un saludo, Menta

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    1. Hola Menta. Gracias por leer y comentar.
      En realidad no fui yo quien la llamó psicópata, fue el personaje quien lo hizo. Aunque él mismo merece muchos "títulos", decide llamarla psicópata desde su perspectiva de víctima.
      Los apuntes que resaltas ya me los habían señalado y ya hice las correcciones.
      Mil gracias y saludos!

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Hola, Ceyla.
    Acabo de leer tu relato. No soporto los escritos que me salpican de sangre, pero por el mensaje que envías he de decir que te felicito. Me ha gustado. Saludos

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