jueves, 17 de mayo de 2018

La cueva del dragón - Rita


—¿A dónde vamos…, mami? —resopla Colin. El flequillo se le pega a la frente. Su cabello castaño está oscurecido por el sudor.
Me siento culpable por hacerle correr de aquella manera a tan temprana edad. Pero ha llegado un momento en que me pesaban tanto los brazos que me ralentizaba.
—A la cueva… del dragón. Allí estaremos… a salvo, ¿vale?
Agarro con más firmeza la mano resbaladiza de mi hijo para seguir tirando de él. Al menos, estará a salvo en su lugar favorito. Tal vez allí pueda olvidar el horror vivido.
—¿Por qué… la gente… se ha vuelto mala?
Tragué para deshacer el nudo en mi garganta.
—No es culpa… suya. —Busco una manera sencilla de explicarle a un niño de cuatro años por qué, de pronto, las personas se atacan sin motivo aparente—. Están enfermos.
—¿Y por qué no… los curan… los médicos?
—Los van a curar…, pero van a tardar… un poco. Mientras tanto…, nosotros estaremos… a salvo en la cueva.
En realidad, no estoy tan segura de que eso vaya a pasar. Que se sepa, aún no hay cura. El virus apareció meses atrás de la nada. No se sabe mucho de él, por lo que tengo pocas esperanzas. Sin embargo, un niño pequeño no tiene por qué saber que los monstruos existen.
—¿Por qué papi no viene? ¿Dónde está?
Suspiro, ansiosa, con el corazón en un puño. He llamado a mi marido un centenar de veces, pero no me ha cogido el teléfono.
—Estaba trabajando. Pero no te preocupes, seguro que está bien y vendrá a buscarnos.
No sólo quiero tranquilizar a mi hijo; trato de convencerme a mí misma diciéndolo en voz alta. Pero no funciona. He presenciado una situación desesperanzadora en la ciudad y no es fácil de olvidar.
Después de horas corriendo, agotados, llegamos a una carretera secundaria y, por lo tanto, vacía que lleva a nuestro destino.
—¿Quieres un poco de agua? —le pregunto a mi hijo.
Asiente con la cabeza. Está tan agotado que ni siquiera pronuncia palabra. Lo he llevado en brazos de manera alterna, pero, aun así, Colin ha hecho un gran esfuerzo. Y ni siquiera se ha quejado. Debe de estar tan asustado.
Le miro con ternura antes de sentarnos en el arcén a descansar. Saco una botella de agua de la mochila que he abastecido con suministros antes de salir de casa y se la paso.
—Un sorbito, ¿vale? Tenemos que guardar un poco para después.
—Pero tengo mucha sed.
—Lo sé, peque. —Se me rompe el corazón de ver a mi hijo en aquella situación, cuando nunca le ha faltado de nada—. Pero no tenemos mucha, y, hasta que los médicos no curen a las personas enfermas, no podemos volver a casa.
—Y, ¿cuándo las van a curar?
—No lo sé, pero tenemos que escondernos, al menos, unos días.
—Entonces, ¿no voy a ver La patrulla canina después de cenar? —Su infantil vocecita suena tan triste que se me encoge el corazón.
—Lo siento, mi peque —le doy un fuerte y suave achuchón—, hoy no puede ser.
No tardamos mucho en retomar el camino. No quiero que se nos haga de noche en mitad de la nada. Si en circunstancias normales es peligroso, no quiero ni pensar qué ocurrirá si, de noche, nos sorprende un infectado.
El sonido de un motor llega a mis oídos minutos después de comenzar a caminar. Mi respiración se vuelve irregular. “Calma, Amy, seguro que pasa de largo”, pienso para mí misma. Pero no es así. El vehículo ha aminorado la marcha hasta detenerse. Me vuelvo dispuesta a proteger a mi hijo de cualquier peligro; sin embargo, me sorprendo cuando veo a Ryan bajar del coche y correr hacia nosotros.
—¡Papi!
Colin se lanza a sus brazos y yo lo imito.
—Te he llamado varias veces, pero no me cogías el teléfono —gimoteo en su oído—. Creía que te había pasado algo.
—Lo siento, cariño. No quería preocuparte. —Me besa en la frente—. Me he dejado el móvil en la oficina. Pero sabía dónde buscaros. Y, por lo que veo, no estaba equivocado.
—Gracias a Dios que estás bien —susurro con alivio.
—Ahora sí que estamos a salvo —dijo Colin—. Con papi no nos pasará nada.
Le dedico una tierna mirada, dejando entrever una cálida sonrisa.
—No voy a dejar que os ocurra nada malo —le asegura al pequeño con voz firme.
Veinte minutos después llegamos a la cueva, cuando empieza a intuirse el atardecer.
—Mami, aquí no nos pueden encontrar las personas enfermas —me dice mi hijo mientras lo guío hacia el interior. Un sentimiento de dulzura nace de lo más profundo de mi ser al arropo de mi pequeño, quien trata de calmar mis miedos como el más valiente de los caballeros—. Además, papi nos protegerá con la ayuda del dragón.
Río afectuosamente ante su imaginación. Desde que descubrimos la cueva en el bosque tiempo atrás, su imaginación ha creado historias sin parar, historias protagonizadas siempre por su heroico dragón.
Un sonido en la maleza me saca de mis pensamientos.
—Entrad —susurra Ryan—. Voy a ver qué es.
Saca un arma y vuelve sobre sus pasos.
—Cariño, por favor, ten mucho cuidado —le suplico, con un nudo en el estómago.
Se acerca a mí en una zancada y me acuna el rostro entre sus manos rasposas. Me besa con fuerza en los labios y me dice al separarse:
—Volveré.
La ansiedad se acumula en mi pecho y le estrujo con fuerza los hombros, tratando de controlar mi miedo. Asiento, incapaz de articular palabra.
—Hey, hombrecito —llama a nuestro hijo. El pequeño le mira con unos ojos castaños atentos—. Cuida de tu madre mientras estoy fuera.
—Como un caballero de la mesa redonda —dice emocionado.
—Eso es.
—No tardes, por favor —le ruego un momento antes de verlo desaparecer entre la maleza.
—¿A dónde va papi? —pregunta Colin al tiempo que entramos en la cueva.
—Va a alejar de nuestro escondite a los malos.
—¿Con el dragón de la cueva?
—Sí, peque. —Nos acurrucamos en la penumbra, abrazados—. Ahora hay que estar en silencio, ¿vale?
—Vale —susurra con su adorable vocecita infantil.
Cierro los ojos tratando de retener las lágrimas y rezando para que Ryan vuelva sano y salvo. “Por favor, Dios, tráelo de vuelta”.

15 comentarios:

  1. Buenas, Rita.

    ¡Qué intriga! ¡Y qué final tan abierto! Me he quedado con ganas de saber más, qué le sucede al padre, si sobreviven.

    Soy aficionada a las apocalipsis zombies y demás finales del mundo.
    Me ha gustado mucho tu relato, gran trabajo.

    Un saludo.

    IreneR

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  2. Hola Rita, a mi también me has dejado con ganas de saber más. Me gusta este final, el que se deja en suspense y cada lector interpreta o imagina como puede acabar.

    Me he dado cuenta, en varios guiones, que pones punto dos veces:
    —Lo sé, peque. —Se me rompe el corazón de ver a mi hijo en aquella situación, cuando nunca le ha faltado de nada—. Pero no tenemos mucha, y, hasta que los médicos no curen a las personas enfermas, no podemos volver a casa. (Hay punto después de peque y otro al final del guion. En este caso solo iría al final del guion y: —se me rompe... sería en minúscula).
    Me he fijado porqué a mi siempre me aparece esta duda. A parte de esa pequeño detalle, poca cosa más a decir.
    Me ha gusta mucho tu relato, es una historia muy entretenida y con ganas de llegar al final.
    Hasta el próximo texto. Un saludo.
    Rosanna

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    1. Hola, Rosanna. En la frase "Me he fijado porqué a mi siempre me aparece esta duda" la palabra "porque" no debe ir acentuada, pero sí la palabra "mí".

      El porqué del primer caso lo puedes leer en el siguiente enlace:
      http://www.rae.es/consultas/porque-porque-por-que-por-que

      Y del segundo caso, en este enlace:
      https://www.fundeu.es/consulta/mimi-y-sisi-484/

      Disculpa la intromisión pero veo que te preocupa la gramática. Espero que te sea útil este comentario.

      Jach.

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  3. Hola, IreneR:)
    Me alegra que te haya gustado :D me gusta jugar con la intriga, así que me alegra haberte suscitado esas preguntas.
    Yo también soy aficionada a las historias del fin del mundo; aunque a excepción de la de los zombis. Si escribo historias parecidas, nunca introduzco el componente muerto-viviente; prefiero personas infectadas. Me parece que es algo posible y que podría ser más factible que los zombis. Prefiero escribir sobre cosas que no han sucedido, pero que, científicamente, podrían suceder.
    Pero como la gente, cuando me lee, no los diferencia (a pesar de que yo especifico en cada relato), estoy segura de que te gustará lo que escriba. Siempre suelo ir por esa línea.
    Saludos y gracias por comentar!

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  4. Hola, Rosanna:
    Qué bien que te haya gustado! :D me gusta utilizar esta técnica de vez en cuando, dejar que el lector imagine lo que podría ocurrir a continuación. El final depende del propio lector y lo que quiera creer o imaginar.
    En cuanto a a los puntos en los guiones, está bien como lo he escrito, ya que el verbo principal de la acotación del narrador (lo que va entre guiones) NO es dicendi, es decir, no es de habla. Para que lo entiendas mejor, te dejo el link de literautas sobre cómo representar un diálogo gráficamente. En el punto 4, "Los signos de puntuación cuando el verbo NO es dicendi", lo explica muy bien. El anterior, el punto 3, explica los verbos dicendi. Verás que no vuelves a tener esta duda :)
    Gracias por pasarte y comentarme. De verdad me alegra que te haya gustado tanto mi relato.
    Un saludo!

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  5. Hola otra vez, Rosanna:
    Perdona, es que se me ha olvidado ajuntar el link jajaa
    Aquí te lo dejo:
    https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/

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  6. Hola, Rita. Tu relato me pareció bastante bueno. La primera parte engancha con un ritmo muy dinámico, donde la falta de contextualización logra centrar toda la atención en la acción de sobrevivir. Esta forma me ha resultado muy cinematográfica y sin duda capaz de enganchar al lector. En ningún momento pensé en zombies, pues la frase “las personas se atacan sin motivo aparente” y, más adelante, el término “infectado” deja claro que la causa de esta conmoción es aún más enigmática que la ya conocida dinámica del muerto viviente.

    Me pareció muy buena la elección de una madre/hijo para añadir más tensión al relato, pues es ésta quien debe luchar por la supervivencia de ambos, a la vez que pensar de qué manera explica la situación al pequeño.
    El encuentro con el padre resulta un alivio emocional en la historia para luego remontar con un final igualmente tenso y abierto.

    Pero el detalle que quizá más me haya gustado ha sido la narración en primera persona, pues permite entrar en la mente de la madre y conocer el contraste entre la desesperanza y el consuelo que debe al hijo.

    Jach.

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  7. Hola, Jach:
    Muchas gracias por comentar. Me alegra mucho que te haya gustado tanto. Me gusta comenzar con acción, con algo que invite al movimiento, porque incita al lector a seguir leyendo. Al menos, a mí me pasa a la hora de leer. Jajajja, no es la primera vez que me dicen que escribo de manera cinematográfica ;P por lo visto, se me da bien esta manera de narrar y llegar al lector. Gracias! Gracias por ver los detalles que NO hablan de muertos vivientes, ya creía yo que no era bastante clara.
    Me alegra que hables del componente madre/hijo. No es casualidad. Lo he puesto ahí por algo. Como tú bien dices, añade más tensión al relato. Y también le da más profundidad a los personajes y a la historia. Ya que, estarás de acuerdo, no es lo mismo dos amigas adolescentes huyendo, que una madre y su hijo. Cada pareja de personaje vive la historia de diferente manera, por supuesto; pero la empatía que un niño pequeño y su madre pueden generar en el lector da mucho más juego. Incluso, puedes percibir la ternura entre madre e hijo a pesar de la situación; y el coraje de una madre por poner a salvo a su hijo. Como tú dices, la madre debe luchar por la supervivencia de ambos y, además, buscar la manera de explicarle lo que ocurre. A un niño de cuatro años! No es para nada fácil.
    Y el final, bueno, lo dejo a la imaginación del lector ;P
    Pues con el narrador no me aclaraba al principio. Primero pensé en primera persona; después, en tercera. Pero luego pensé que este relato requería de un narrador en primera persona para incursionar más en el lector, para que pudiera empatizar. Finalmente, decidí dejarlo en primera persona. Y, además, en presente, para mayor expectación.
    La verdad es que me parecía muy bonito un relato entre madre e hijo, que puede ser una relación preciosa de narrar. Me alegro de haber elegido estos personajes; tenía ganas de escribir un relato con estos protagonistas.
    Gracias, de verdad, por tu comentario y tu visión del relato. Me ha encantado :)
    Un saludo!

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    1. *para incursionar más el lector en el personaje y la historia.

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  8. La historia me gusta, que la cueva sea de un dragón imaginario me parece muy creativo. El ritmo esta bien sostenido, creo. El final abierto me recuerda a las promos del supermercado que te dan a probar y te quedas con las ganas.
    Para aportarte en la gramática, corregiría la frase: "El virus apareció meses atrás de la nada."
    Felicitaciones, gran laburo.

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    1. Hola, Diego:
      Gracias por tu comentario. Me alegra que te haya gustado. Jajaa, me ha chocado un poco la comparación; pero bueno, qué bien que te hayas quedado con ganas de más! ;P
      Me confunde la corrección que me haces, porque has dejado la frase tal y como yo la he escrito. Si lo que quieres es decirme que hay un error en ella, no lo veo. Podrías señalármelo, por favor? :)
      Gracias por tus felicitaciones.
      Saludos!

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  9. Hola Rita, te devuelvo la visita al relato #16 «¡Te digo la verdad, lo vi! agradecida por tus comentarios.

    Tu relato me deja con ganas de saber más. Me gusta el final, queda en suspenso y cada lector interpreta o imagina como puede terminar.

    Nos seguimos leyendo.
    (¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

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    1. Hola, Yoli:
      No hay de qué! :D
      Qué bien que te haya gustado! :) Me gustan los elementos de misterio, que suelen gustar también a los lectores; y parece que ha funcionado en mi relato.
      Gracias por comentar. Un saludo!

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  10. Hola Rita. Intrigante relato. Espero que lo continues...
    Saludos Marcos

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  11. Hola, Marcos:
    Gracias por comentar :)
    Me alegra que te haya gustado. Veremos qué pasa el mes que viene ;P
    Un saludo!

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