Estimado Literauta:
Considero un deber ponerte al tanto de las circunstancias de este
relato. Cuenta la historia de un dragón, y se basa en un manuscrito muy
antiguo encontrado en una cueva cercana a mi pueblo. Data
aproximadamente el sigo XIV. Yo mismo me he encargado de su traducción
del castellano medieval. Sí, porque el dragón fue español.
Bueno, ahora que estas advertido, te invito a iniciar la lectura:
Has de saber que los dragones sí existimos. Fuimos tan perseguidos por
el ser humano que cuando nos vimos rebasados en número y en recursos,
tuvimos que ocultarnos. Sacrificamos nuestra afición a volar sobre las
aldeas, cuidar princesas y acumular tesoros. Intentamos varias
estrategias para no ser vistos, pero todas resultaron inútiles, el
hombre nos encontraba.
No tuvimos más recurso que pactar con el Supremo. Para seguir
existiendo, le pedimos el don de transformarnos en otro animal. Aceptó,
más a cambio exigió un millón de escamas de dragón. Lo sometimos a
votación y aceptamos al ver que era la única salida. ¿Qué animal
seriamos?
Discutimos mucho, y al final estuvo dividido entre mariposa y cucaracha,
por aquello de pasar inadvertidos. Por temor a seguir perseguidos,
fueron pocos los que hablaron de hacerse reptiles, aves o mamíferos. Al
final quedó en que seriamos mariposas, ya que así volaríamos, habilidad
que nos era más preciada que conservar colas, garras y fuego.
Pusimos manos a la obra. Algunos aportamos más de una escama y al final,
cuando ya se agotaba el plazo convenido y estábamos por extinguirnos,
hubo dragones que se inmolaron aportando todas sus escamas para
completar la cuota.
El sacrificio y la colaboración demostrada conmovieron al Supremo. Nos premió con la transformación en lo que cada uno eligiera.
Aunque hubo mariposas, hubo quienes se transformaron en rosa, en león,
en estrella. Yo soy de los que aprovechando la oportunidad, quiso ser
hombre, el gran enemigo. Hubo sabios, reyes, magos, hasta bellas damas.
Yo quise ser poeta.
El Supremo –sorprendido por mi elección- me preguntó qué tipo de poeta quería ser.
— Una vez escuché un verso y nunca lo olvidé. Me gustó tanto que devoré
al poeta Quiero ser como Ramón Llull . Te pido que la transformación se
haga en la cueva del monte Randa. Ahí Ramón pasó tiempo en contemplación
y es donde yo quiero vivir, es un sitio seguro, ideal para escribir
poesía.
Y así fue.
Me aposenté del sitio de trabajo de Ramón. Se hallaba en buenas
condiciones y había todo lo necesario para entregarse a la escritura.
Estaban también los libros que dictan la rima, la métrica y el ritmo de
la buena poesía. Con lo que no contaba yo, es que estaban escritos en
catalán.
No me amilané. Rescribí lo que recordaba del poema de Lull:
Dijo el amante al amado
¿Cuál es la noche más oscura?
La de tu ausencia
¿Cuál es el día más claro?
El de tu presencia.
Por ti es que yo vivo,
Por ti es que yo muero
Lleno de entusiasmo me puse escribir. Todo me gustaba, me parecía
fabuloso, extraordinario. Estaba por quedarme sin hojas cuando de golpe
lo comprendí: ¿Y mi amada? ¿Y ese amor por el que se vive y se muere?
Gozo, dolor, alegría, sufrimiento. Lull tuvo su amado, ¡no puedo seguir
escribiendo al amado de otro, sintiendo lo que sintió otro!
Es el tercer día desde mi transformación. Por si acaso, empaco los
libros y mis escritos. Hoy salgo al mundo a buscar lo que hace poeta al
poeta.
Y es así que el dragón que se enamoró de la poesía y que se hizo hombre por ella, dio el primer paso y dejó la cueva.
El relato me ha parecido entretenido y el ritmo me ha resultado muy bueno.
ResponderBorrarEs destacable cómo un texto tan corto es capaz de transmitir un recorrido tan amplio de lo que podría llamarse la necesidad de transformación. Un dragón quiere ser poeta, una criatura mitológica de fisionomía tosca pero que aún así tiene la grandiosa habilidad de volar. Ante las amenazas externas encuentra que la única alternativa a la muerte es la transformación total. Porque un poeta necesariamente debe estar dispuesto a ser aquello que jamás creyó ser, aunque ello signifique convertirte en tu mayor adversario, y aun encontrándose allí, siendo otro, deberá buscar en su individualidad, dejar de vivir en la piel de otro y hacerse la suya, estrenar sus nuevas alas, las de poeta.
Me ha gustado que los dos grandes logros de la historia exaltan una misma cosa: el reconocimiento de la identidad individual. Primero permitiendo a cada dragón ser lo que quiera ser, y luego enseñando a aquel recién convertido hombre que a pesar de lograr ocupar el rol deseado, deberá encontrar su propia fuente de inspiración. Ambos hechos llenan de brillo a una historia de por sí buena, llena de valores nobles y de sencillos pero profundos aprendizajes.
Buenas, Ana.
ResponderBorrarMe ha ha parecido un buen relato. Me ha gustado que algunos dragones se sacrificasen por el bien común y eso fuese recompensado.
Ha sido interesante seguir el hilo del pensamiento de ese dragón convertido en humano, en poeta, y como llega a la conclusión de salir de su lugar de confort para vivir nuevas expriencias.
Buen trabajo.
Un saludo.
IreneR
Hola Ana:
ResponderBorrarMe ha encantado tu relato. Es admirable lo creativo que es, los valores que transmite y lo bien desarrollado que está.
Mi enhorabuena.
Buenos días Ana de la Hoz: Tu relato me ha gustado mucho, lo he leído con mucho agrado.
ResponderBorrarPara sobrevivir todos tenemos que adaptarnos y para evolucionar debemos transformarnos. Aristóteles ya nos dijo que en las obras literarias, el protagonista, por lo menos, debía sufrir un cambio, él lo llamó anamnesis, que no es otra cosa que la transformación.
Me ha llamado la atención que tu dragón haya querido ser poeta. Con este deseo ya me había caído bien. Pero que quisiera ser Ramón Llul, fue decisivo. Siempre me ha llamado la atención que existiera en aquellos tiempos oscuros de la Edad Media, un filósofo, poeta, místico, teólogo y misionero mallorquín, de su altura.
Las ansias de conocer el mundo por sí mismo, de tu protagonista, le hacen ser un hombre progresista y le honran.
Enhorabuena, manejas muchos aspectos importantes para que se produzca la evolución del alma humana.
Hasta pronto, un saludo. Menta
Interesante narración. Me gustó la forma de comenzar la historia y sobretoda la forma de terminarla. Felicitaciones.
ResponderBorrarNo le permitieron conservar su identidad, pese a pagar un millón de escamas. Al elegir ser poeta, engañó al Supremo abusador y siguió siendo dragón. Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
ResponderBorrarNosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.
No vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.
¡A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
No reniego de mi origen,
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.
Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.
No quiero justificarte
como haría un leguleyo.
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
GABRIEL CELAYA
Una idea muy original.
ResponderBorrarMe gustaría que el manuscrito empezara "Han de saber que los dragones sí existimos." y no "Has de saber ..."
Me entretuvo. Gracias.
Es tardísimo! Ya 31 de Mayo. Me pregunto si te llegará el comentario, pero lo dejo de todos modos porque tu historia me ha encantado de"fauces a rabo" o "de escama a hombre". El autor y el poema elegido también. Un homenaje precioso. Muy bien desarrollado.
ResponderBorrarNos leemos.