Kimo le lanzó un certero machetazo al monstruo, cortándole de un solo
tajo la pezuña de la pata izquierda; la sangre le salía a borbollones,
irritando más al monstruo que lanzaba fuertes golpes queriendo
desmenuzar a Kimo.
Éste se movía como un gladiador, escurridizo ante la embestida del segundo ataque del monstruo que le buscaba la cabeza.
El monstruo más enfurecido arrojó enérgicos rugidos y en seguida perdió
el equilibrio, logrando en su caída pegarle a Kimo un fuerte golpe en la
cabeza y lanzarlo diez metros de distancia.
Aturdido por el golpe se levantó con rapidez y dando un potente salto le arrojó un machetazo en la cabeza cortándole una oreja.
El monstruo más rabioso se lanzó nuevamente buscando el cuerpo de
Kimo, logrando esta vez morderle la mano; pues éste estaba todavía
aturdido por el golpe que tenía en la cabeza.
Kimo ensangrentado y sin fuerzas, casi vencido, miraba para todos lados buscando ayuda.
El monstruo furibundo se disponía a terminar de matar a Kimo; en su
desesperación abrió los ojos y lleno de rabia y dolor se acercó más
mostrando sus grandes fauces para intimidar más a su presa.
Los dos estaban a la orilla del abismo, y Kimo solo esperaba que se acercara más para esquivarlo y lanzarlo al precipicio.
Pero cuando el monstruo abría su gran hocico para terminar de devorar a
Kimo; una laza cayó en su cuello sujetándolo con fuerza y atándolo
ágilmente a un frondoso árbol de ajuste, momento que aprovechó para
bañarlo de agua vendita y adormecerlo.
Con la vista nublada por la sangre que bañaba su cara, Kimo observó a
Yojandra (que lo había seguido para protegerlo) que con una soga
afianzaba al monstro.
En ese momento haciendo un gran esfuerzo, Kimo se paró y le arrancó del
cuello el talismán y el anillo que le había robado a Yojandra.
Después de tres minutos, el monstruo comenzó a recobrar fuerza y reventó la soga.
Disponiéndose a atacar nuevamente estaba, cuando apareció como por arte
de magia Kanelón con la trompa ensangrentada; pues éste se había
adelantado a inspeccionar la guarida del brujo.
Cuando Kanelón vio a su amo herido, su cuerpo se encrespó y abrió su
hocico mostrando sus colmillos; con las uñas de sus potentes patas rasgó
la tierra hacia atrás, lanzándose con furia sobre el monstruo y
enterrándole sus colmillos en la cabeza.
El monstruo en la agonía de la muerte, enganchó sus poderosas manos
sobre la cabeza de Kanelón y juntos enroscados como un solo cuerpo,
cayeron al despeñadero profundo.
La tierra tembló por el eco de un fuerte aullido y unos minutos después reinaba en ese lugar un profundo silencio.
Buenos días Francisco Antonio Rámirez Cruz: Soy Menta y me toca corregirte este mes. Cosa que hago con mucho gusto.
ResponderBorrarVeo que tu relato es parte de una novela, me parece muy bien que aproveches los escritos para los retos del taller.
La batalla que describes tiene un buen final para Kimo, protagonista de la novela; pero durante la lucha hay momentos un poco cruentos, pienso que sería mejor sugerir que mostrar. Ejemplo: “cortándole de un solo tajo la pezuña de la pata izquierda”. Esta observación te la hago para que tengas en cuenta a que público vas a dirigir la novela.
Deberías suprimir o cambiar por algún sinónimo las palabras: Kimo y monstruo ya que las repites 10 veces cada una.
También hay dos párrafos en los que dices varias veces la palabra “más” y “acercar”, deberías corregir esto: “El monstruo furibundo se disponía a terminar de matar a Kimo; en su desesperación abrió los ojos y lleno de rabia y dolor se acercó más mostrando sus grandes fauces para intimidar más a su presa.
Los dos estaban a la orilla del abismo, y Kimo solo esperaba que se acercara más para esquivarlo y lanzarlo al precipicio.”
En este otro párrafo: “Pero cuando el monstruo abría su gran hocico para terminar de devorar a Kimo; una laza cayó en su cuello sujetándolo con fuerza y atándolo ágilmente a un frondoso árbol de ajuste, momento que aprovechó para bañarlo de agua vendita y adormecerlo.”
No sé lo que es una “laza”. Siempre he oído "un lazo". Lo he buscado en el diccionario de la RAE y viene sólo el verbo lazar, pero no el sustantivo laza.
Tampoco sé lo que es un “árbol de ajuste”.
Para terminar, pones “agua vendita” y creo que se dice: “agua bendita”.
En la RAE pone:
“Agua bendita: 1. f. En el cristianismo, agua sacralizada mediante un determinado rito y que se utiliza después en distintas ceremonias.”
Creo que entre las cualidades del agua bendita no está la de adormecer.
Por hoy nada más. Muchas gracias por compartir tu relato con todos nosotros.
Un saludo, Menta.
Buenas, Francisco Antonio Rámirez Cruz.
ResponderBorrarPor lo que veo, tu relato pertenece a una historia más larga, y quizá hayas tenido que modificar algo para adaptarlo a este taller, no lo sé. Pero hay una cosa que me ha llamado la atención y es la aparición, de la nada, de dos personajes, en especial del último, Kanelón. Que el personaje principal se salve en el último momento debido a una aparición espontánea, que aparece como por arte de magia, suele resultar poco creíble.
Coincido con Menta en todas sus observaciones, y diría que en algún momento me han faltado comas.
- "Con la vista nublada por la sangre que bañaba su cara, Kimo observó a Yojandra (que lo había seguido para protegerlo) que con una soga afianzaba al monstro.". Se te pasó una u en ese último monstruo.
Aun así me ha gustado tu relato.
Un saludo.
IreneR
Hola Francisco Antonio:
ResponderBorrarProbablemente por el hecho de que tu relato sea un segmento de tu novela, hace que parezaca una parte de un todo más completo y no una historia que empieza, se desarrolla y acaba. Esa es mi impresión.
Por otra parte, no me suena muy bien lo de "terminar de matar" o "terminar de devorar".
Saludos
Narras de forma muy detallada la batalla contra el dragón y la impresión que me queda es la de estar ante una narración y no ante un relato. Probablemente se deba a que es un fragmento de algo mayor, de una novela.
ResponderBorrarCreo que sería bueno no repetir tanto el nombre o la denominación de los personajes principales (Kimo y el dragón).
Un saludo,
Manderley