jueves, 17 de mayo de 2018

EL REENCUENTRO - Templeton


―¡Deberían haber llegado hace más de media hora! Esto en otras culturas no pasa, pero estamos en Cataluña… ―El dragón estaba que se subía por las paredes.
Apenas iniciados sus lamentos, llamaron a la puerta de la cueva:
―Toc, toc
― ¡Adelante! 
Y entraron sus invitados.
― ¡Jordi! ¡Princesa! – exclamó el dragón con la ilusión de un esperado reencuentro.
― ¡Dragón! ¡Qué cambiado estás! ―le respondió Jordi, a la vez que observaba de arriba a abajo su enorme figura.
― Cierto, ¡es como si hubieran pasado siglos! ―exclamó la princesa.
― ¡Cuánto tiempo! ―asintió el dragón sin disimular la nostalgia. 
Y así, con esa agradable sensación de volver a coincidir con seres estimados, una vez intercambiadas las primeras impresiones y habiendo tomado asiento, comenzaron la reunión programada.
―Os he citado aquí, en la cueva, porque después de muchos años, creo que ha llegado el momento de actualizar nuestra historia. La leyenda ha quedado obsoleta para los tiempos que corren, y nuestra gente debe impregnarse de valores más acordes a la realidad que vivimos ahora. Los personajes protagonistas también deben ser modernos ―comenzó diciendo el dragón―. Porque, sin ir más lejos, ya os habéis dado cuenta de los diferentes que estamos nosotros mismos. Poco queda de aquel dragón que conocisteis. Desde que me casé, me cortaron las alas. Además, habréis comprobado que mi aliento ha dejado de ser mortífero, y eso es gracias al enjuague bucal que uso siete veces al día. Y mantengo el fuego, en la mirada, al más puro estilo “George Clooney”.
―¡Cuánta razón tienes! ―exclamó la princesa―. De hecho, yo también he cambiado mucho. Me cansé de una familia con todos los privilegios. No quería ser vista eternamente como “la hija de”, ni salir en revistas del corazón, ni que me salpicaran los asuntos de mis padres o hermanos. Quiero ser una más, en la que destaque la inteligencia por encima de la belleza, y la fortaleza sobre la sensibilidad. Y en eso estoy, que como sabes, las mujeres siempre tenemos que demostrar más que los hombres para conseguir lo mismo. 
―No puedo estar más de acuerdo con vosotros ―dijo Jordi aprovechando el silencio de la princesa―. Las historias legendarias de los pueblos deben incorporar los nuevos valores con los que se identifican sus gentes, adaptándolas a los tiempos actuales.
También mi evolución personal sirve como ejemplo de ello. Ya no soy un hombre de armas tomar… ¡Que yo soy de los que hicieron varios años de mili! 
Pero eso sí, sigo siendo un caballero. Escucho para entender, argumento para demostrar, respeto por encima de todo. La violencia no sirve para nada bueno. La solución siempre nace del diálogo, de ese diálogo que busca el acuerdo.
―¡Exacto! ¡Acabas de dar en la diana! ¡Ese es el sentido que hay que darle a nuestra historia! ―exclamó el dragón, gratamente sorprendido por las palabras de Jordi. 
Y de ese modo, el dragón, la princesa y Jordi se pusieron manos a la obra para reescribir el cuento de la leyenda de San Jordi:
“Cuenta la leyenda que en un pueblo de Cataluña, hace muchos años recibieron la inesperada visita de un dragón. 
El pánico rápidamente se apoderó de los habitantes del lugar, nada más avistar en el cielo cómo la enorme figura del reptil alado se acercaba hacia ellos. Pero éste aterrizó en las afueras de la población y se mantuvo tranquilo, sin dar señal alguna de maldad ni mostrar afán destructivo.
Pasados unos días, al comprobar que la actitud pacífica del gigantesco animal se mantenía, una experta en seres mitológicos se ofreció para comunicarse con el dragón y conocer a qué se debía su presencia en el pueblo. Al alcalde le pareció una gran idea, y se dispuso a acompañarla en la misión de encuentro con el gigantesco ser.
Tranquilos y confiados, ambos caminaron hacia la llanura donde el insólito visitante se había instalado. Apenas éste advirtió la cercanía de los dos humanos y su mitológica intuición le informó de los nobles propósitos que traían. Por ello, el gran reptil les recibió con visibles muestras de satisfacción. 
Una vez reunidos los tres, el dragón se identificó como guardián del Universo y representante de un puente a otro mundo. Y explicó cómo en el nuevo mundo, la convivencia, la igualdad y la paz son los valores que deben inspirar el comportamiento de todas y cada una de las personas.”
Y en la leyenda dejó de haber una princesa porque pensaron que nadie debía tener privilegios por nacer en una familia u otra. Y dejaron de tratarse la belleza y la fragilidad como elementos característicos de las mujeres. Y nunca más la violencia resultó la solución para un problema. 
Así fue como Joan, apodado “dragón” por su enorme corpachón, un ferviente defensor de los valores éticos; Anna Princesa, una ex aristócrata que en su día lo dejó todo para ayudar en misiones humanitarias; y Jordi, un ex militar ahora convencido pacifista, viejos amigos los tres, se reencontraron en la cueva, que con ese nombre era conocido el despacho de Joan, para contar la historia de un modo diferente.

6 comentarios:

  1. Hola Templeton. Tu relato tiene varias cosas y me gustaría comentártelas todas:
    1.Que una historia se cuente así misma es algo que personalmente me gusta mucho, la mejor parte para mí es hasta que empieza la leyenda. Es la parte más divertida y la más interesante.
    2.La leyenda me ha resultado algo floja, Sant Jordi es algo que me encanta(pese a no poder haberlo vivido) pero la leyenda no me ha terminado de encajar.
    3 El final te deja muy frío. Es un gran relato pero con un final algo anticlimatico,según mi opinión.
    Lo siento si mi crítica te desagrada pero es lo que yo opino. Soy el 27 por si te apetece pasar. Un saludo

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  2. Hola Jesús:
    En absoluto me desagrada tu crítica, la tendré en cuenta. Estoy empezando en esto, y opiniones como la tuya me ayudarán seguro.
    Gracias!

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  3. Buenas, Templeton.

    Me ha encantado la crítica a esta, nuestra sociedad actual, que has hecho con tu relato. Y me ha gustado mucho ese cambio de la leyenda.
    La verdad es que no la conozco mucho, pero la transformación te ha quedado bien, aunque quizá demasiado azucarada. Me refiero, en la vida no deberíamos actuar guiados por la violencia, pero la moraleja, el aprendizaje que me llega de esta nueva leyenda es que la gente es amable, no hay problemas que no se puedan solucionar y todo es un poco como muy bonito y fácil.

    No sé, esa ha sido mi impresión.

    Un saludo.

    IreneR

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    1. Buenas!
      Muchas gracias por tu opinión. Sí, seguramente le falta un poco (o un mucho, jeje) de marcha. Tienes razón. El próximo relato será menos "ideal".

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  4. Buenos días Templeton: Soy Menta. Me ha gustado tu relato por la visión del mundo tan optimista que propones.

    Lo he tenido que leer dos veces porque hay muchos personajes para un relato tan corto: tres al principio, tres en medio y tres al final, aunque tal como lo cuentas son necesarios, despistan un poco.

    Por todo lo demás, me ha gustado tu forma de expresarte y si tengo que elegir a un personaje , me quedo con Jordi, me ha gustado lo que ha dicho: " Escucho para entender, argumento para demostrar, respeto por encima de todo. La violencia no sirve para nada bueno. La solución siempre nace del diálogo, de ese diálogo que busca el acuerdo."

    Por hoy nada más, un saludo. Menta

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  5. Hola Menta:

    Es verdad que puede ser lioso lo de los personajes. Lo tendré en cuenta para otros relatos.
    Muchas gracias por tu opinión.

    Saludos

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