—¡Escribe! —me gritó el hombre con furia— ¡Escribe, maldito hijo de puta!
Sus gritos me sobresaltaron. No sabía dónde diablos estaba, ni cómo
llegué allí. Estaba sentado frente a un viejo y empolvado escritorio,
pero no lograba reconocer el lugar. Todo estaba en tinieblas, excepto
por una débil luz amarilla que iluminaba una hoja de papel y un lápiz
que yacían solitarios sobre el escritorio.
El hombre caminaba de un lado a otro por la oscura habitación y se agarraba la cabeza desesperado.
Cuando salió de la penumbra pude contemplar su rostro y un escalofrío me
recorrió la espalda. El arma que tenía en la mano y su mirada llena de
odio me anticiparon que aquello no iba a terminar bien.
—¡¿Acaso no dices ser un escritor?! —continuó enfurecido, se acercó a mí
amenazante y empujó mi cabeza hacia el papel en blanco—. Si eres un
escritor, ¡¿por qué no puedes escribir?!
Petrificado por el miedo era incapaz de pronunciar una palabra. Mi mano
temblorosa tomó el lápiz e intenté escribir algo en aquel papel. Pero no
pude.
De repente, en mi cabeza se reprodujeron los momentos previos a éste.
Estaba en mi casa intentando trabajar en mi nueva novela sin lograr
escribir nada. En realidad, había pasado el día entero mirando el folio
en blanco que proyectaba el computador.
Quise despejar la mente y decidir ir a uno de mis bares favoritos donde
los tragos son servidos por lindas chicas en lencería. Estaba seguro de
que eso iba a motivarme. Mi espalda acumulaba demasiada tensión y tenía
que distraerme un poco o el estrés terminaría matándome.
Un tiempo atrás mi vida había sido diferente. Había logrado publicar una
exitosa novela que los críticos aplaudían de pie. El dinero y la fama
me arrollaron de frente y me dejé llevar por esa corriente de júbilo que
había llenado mi vacía existencia.
Me dediqué a disfrutar de la vida, derroché dinero a manos llenas y me
olvidé de la escritura. Había pasado tanto tiempo escribiendo que estaba
cansado de estar encerrado en mi habitación a solas con mi computador.
Ahora había llegado el momento de vivir, de divertirme, de saborear las
mieles del éxito.
Pero cuando aquel frenesí menguó, me encontré a mí mismo con los
bolsillos casi vacíos, físicamente agotado y perdiendo una lucha contra
el tiempo para entregar el primer avance de mi nuevo libro.
Me puse en marcha. Desempolvé mi lugar de escritura y me senté frente a
mi ordenador esperando que en mi mente apareciera una buena idea. Había
vivido mucho en los últimos meses, de aquellas experiencias cualquier
escritor habría sacado buen material para varios libros. Pero yo no era
capaz de escribir siquiera un párrafo.
Me senté en la barra y pedí un tequila con limón que me quemó la
garganta, pero que de inmediato renovó mi ánimo. Tequila tras tequila
fui sintiéndome mejor, el estrés parecía esfumarse. La fecha límite, el
dinero agotándose y la presión por crear una novela mejor que la
anterior parecían ahora problemas minúsculos. Decidí que era hora de
volver a mi escritorio, por fin tenía la sensación de que estaba a punto
crear algo grande.
Pero no recuerdo haber llegado a casa…
—¡Eres un completo fracaso! —gritó al ver que no había escrito una sola palabra.
—¡Déjame en paz! —dije desesperado, golpeando con mis puños el escritorio.
—Eres un fracaso —dijo a mi oído mientras yo cubría mi cabeza con mis
manos—. ¿Tienes la osadía de llamarte escritor? ¡Maldito farsante! Fui
yo quien te hizo famoso. Fui yo quien plasmó cada letra, cada frase,
cada párrafo de lo que tú llamas «tu novela». Gracias a mí has
conseguido todo lo que tienes.
Dicho esto se alejó y pateó algo a mis espaldas. El ruido me sobresaltó y
un temblor involuntario se apoderó de mí. Aún con las manos en mi
cabeza, sollocé en silencio.
—Has arruinado mi vida. Estos meses he vivido un infierno mientras tú te
ibas de vacaciones. ¿Has pensado en mí, maldito egoísta? ¿No se te
ocurrió imaginar qué sentí cuando decidiste dejarme a un lado? —dijo
todavía a mis espaldas.
Se acercó de nuevo a mí y su cercanía hizo que mi piel se congelara.
—Escribe algo ahora mismo o te mueres —me susurró al oído mientras un metal frío se posaba con firmeza en mi nuca.
—No puedo —dije entre sollozos—. No puedo escribir nada. Lo he intentado, pero no puedo.
—Entonces no mereces lo que tienes —dijo él con frialdad.
—Por favor, dame tiempo. Voy a escribir algo muy bueno, sólo necesito tiempo —dije levantándome de la silla.
—Ya tuviste demasiado tiempo.
—No, no, no. Por favor —supliqué desesperado al ver como cargaba el arma.
—El día que me encerraste en esta pocilga te sentenciaste a ti mismo. Yo soy el escritor. Tú eres nada.
Apuntó su arma directamente hacia mí y pude ver cómo un destello salía
del cañón. Un fuerte ardor en mi pecho me tumbó al piso, y mientras
caía, la luz iluminó su rostro y en él me vi a mí mismo.
Tirado sobre mi espalda, mis ojos se fueron apagando lentamente al mismo
tiempo que aquella luz amarilla disminuía su intensidad hasta
convertirse en pura oscuridad.
Un segundo después, desperté sobresaltado y con la necesidad de tomar
una gran bocanada de aire después de lo que parecía una eternidad sin
respirar.
Miré a mi alrededor. Estaba sentado en mi silla, frente a mi escritorio y
justo delante de mí, la pantalla del ordenador reflejaba una página en
blanco, única testigo de mi resurrección.
Como si los meses de bloqueo se hubieran condensado en una noche oscura,
la luz de la aurora que se filtraba por la ventana trajo consigo una
idea. Mi mente se iluminó y ante mis ojos se dibujaron innumerables
escenas y personajes. Había vuelto.
Me acomodé en mi silla y escribí. El miedo, la presión, la angustia
habían desaparecido. Escribí durante horas. Escribí sin parar, con el
afán de recuperar el tiempo perdido. Con las ansias de disfrutar de
nuevo la magnífica sensación de crear algo, de moldearlo, de hacerlo
perfecto.
Disfruté de ese placer que aquel inútil buena-vida me había quitado al
alejarse de mi esencia para satisfacer sus propios deseos.
Sólo algo me preocupaba: él aún estaba con vida y algún día iba a vengarse del escritor que había intentado asesinarlo.
Ese tonto nunca entendería que tuve que hacerlo para salvarnos a ambos.
Jamás podría comprenderlo. Ahora tenía que aprender a vivir con el
terror de saber que algún día volvería a encerrarme otra vez en aquel
lugar de olvido para ponernos nuevamente frente a un interminable folio
en blanco.
Hola Ceyla, vengo desde el taller de Literautas, me corresponde comentarte.
ResponderBorrarLlevas muy bien la historia, hasta el final es que me entero que son la misma persona. Muy entretenido tu relato.
Entre los mejorables te anoto:
...momentos previos a éste: este se tilda solo en caso de ambigüedad (lo puedes leer aquí https://www.diccionariodedudas.com/este-este-o-este/.
-"Se acercó de nuevo a mí y su cercanía hizo que mi piel se congelara": puedes eliminar "a mí" (se entiende sin ello) y así además no te quedan 2 "mi" tan seguidos en la frase. Tienes otros "mí" en la historia que tal vez podrías eliminarlos porque igual se entiende la frase sin ese pronombre.
- Pones varios "dije-dijo" puedes cambiarlos por otros verbos dicendi que significan lo mismo.
Gracias por permitirme aprender con tu relato.
Me agradaría recibir tu visita y comentario en mi relato "Cosas que cobran vida ante el bloqueo de la escritora"
https://aprendiz-literatura.blogspot.com/2018/04/cosas-que-cobran-vida-ante-el-bloqueo.html
Nos seguimos leyendo.
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)
Hola Yoli! Muchas gracias por tus anotaciones! Con gusto pasaré por tu relato.
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarHola Ceyla:
ResponderBorrarTe devuelvo la visita con gusto. En cuanto a la forma, me he llamado la atención de cantidad de pronombres posesivos (MI) que tiene el texto. Más de 40.
El relato me ha parecido muy interesante y bien elaborado. La pelea del escritor consigo mismo y su angustia que parece que le lleva a la locura. Me ha perecido, quizás un poco largo porque has insistido demasiado en algún momento en lo mismo. Yo hubiera eliminado el último párrafo porque no me parece que añada demasiado. También me gustaba la idea de que s e hubiera pegado un tiro realmente y que terminara con: “… luz amarilla disminuía su intensidad hasta convertirse en pura oscuridad.”, pero, claro este es otro relato.
Ha sido un placer leerte.
Saludos.
Hola Isan, muchas gracias por tus comentarios. No me había dado cuenta de la cantidad de pronombres, pero tienes mucha razón, lo tendré en cuenta para la próxima. Apenas estoy empezando en esto de escribir, este es uno de mis primeros escritos, así que supuse que iba a tener muchas correcciones.
BorrarGracias!
Hola Ceyla Ramos: En tu relato hay una descripción interesante de la aparición, desarrollo y fin del temor a la hoja en blanco de tu escritor.
ResponderBorrarEsta descripción nos lleva a la explicación del bloqueo que se produce por el hecho de poseer una doble personalidad y esto da mucho juego imaginativo. Te felicito.
Hay un pequeño error de escritura: "Quise despejar la mente y decidir ir a uno de mis bares favoritos..." Pone decidir y creo que querías poner: "decicí"
Un saludo, Menta
Hola Menta. Sí, yo también me di cuenta del error en esa frase pero fue después de enviar el relato y ya no había nada que hacer.
BorrarMuchas gracias por comentar!
Hola Ceyla:
ResponderBorrarTengo que decirte que me ha encantado tu relato. Me gustó tanto la tensión creada nada mas empezar, que considero una lástima no aprovecharla lo suficiente. El principio incita a leer rápido, luego la descripción de lo que sucede es lógicamente más plana, puede que algo larga. Hay otra cima de tensión cuando el personaje se reconoce a sí mismo. En mi opinión hubiese sido genial que esa segunda cima se situase más próxima al final. No me hagas demasiado caso, es que me gustan los cortos de miedo.
Hola Labajos. En algún momento estuve tentada a mover esa revelación al final pero después decidí dejarlo así. Y claro que te haré caso, todas las opiniones cuentan para poder mejorar.
BorrarGracias!
Hola Ceyla
ResponderBorrarPasó a ser uno de mis relatos favoritos al instante, me encantó como relatas la disociación y como logras describir las escenas, simplemente hermoso.
En cuanto a qué mejorar, el último párrafo, siento que está demás.
Gracias por el relato.
Nos leemos...
Hola Abi. Me alegra mucho que te haya gustado.
BorrarMuchas gracias por leer!
Saludos Ceyla:
ResponderBorrarGracias por publicar conmigo. Estoy en la maratónica leyendo a quienes aún no he hecho, ya que pronto tendremos nuevo desafío.
Me ha gustado mucho la idea que has planteado en el escrito. Si bien es cierto que necesita algunas mejoras, ya que las elipsis pueden confundir el momento de lo que está ocurriendo, lo previo y lo que pasó. Trata siempre de anunciar qué momento corresponde a qué tiempo, así el lector no siente que está saltando entre una y otra idea.
Te sugiero que evites a toda costa, iniciar una frase con la expresión: De repente, se considera una muletilla de escritura. Ya sea que la modifiques o que le cambies el sentido, trata de evitar esas expresiones tales como: De repente, en ese instante, Asimismo, etc., se aceptan en el lenguaje hablado, pero se consideran errores de novato en el escrito.
Sobre los posesivos, es muy frecuente usarlos por error, cuando se escribe en primera persona. Evítalos cuando puedes usar el artículo simple, en lugar de escribir: mi escritorio, es el escritorio, mi mano, sería la mano (cuando hablamos de partes del cuerpo, siempre hay que usar los artículos, ya que no hablamos del cuerpo de otro, sino el propio). Ahora, cuando escribes: "Me senté/me puse/me acomodé, trata de modificar entonces el verbo: Busqué sentarme, fui al escritorio a escribir (se comprende que nadie escribe de pie, máxime en una PC), etc. Lleva al sentido común esa imagen para que puedas darle una vuelta y evitarte el abuso.
A mi entender, el escritor (musa) es quien toma el lugar del escritor (persona) y se convertirá en un círculo vicioso. Pienso que es un acierto, y has manejado bien ese amor-odio, dependencia-rebeldía entre ambas entidades. Muy bien hilado.
Espero que sigas participando del taller y te traiga satisfacciones. Un gusto leerte.
Muchas gracias K.Marce por tus correcciones!
BorrarGrandioso, interesante, atrapante, creativo. No sé, no leí todas las obras del mes de abril ni mucho menos, pero lo pondría entre los mejores de ese mes sin duda alguna. Espero que el hecho de leerlo hasta ahora no sea mal visto, por que considero que estos relatos quedan publicados para que puedan ser disfrutados en cualquier momento. Si existe algún error en tu relato, no creo que importe lo suficiente como para enturbiar lo bueno que ha sido este trabajo. !Felicidades!
ResponderBorrarMuchas gracias LecVer! Me alegra muchísimo que a alguien pueda llegar a gustarle algo que he escrito.
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