Un Viernes cualquiera, por la tarde después de una jornada de trabajo, Ana pasa a su piso de la calle Fresnedillas en Madrid.
—Estaba deseando que llegara el fin de semana, a descansar¬—. Dijo Ana
con el entusiasmo propio de un niño recién salido al partió para jugar
con sus amigos.
Deja la mochila en el suelo y se tumba en la cama, empieza a pensar en
el concurso literario del que es miembro llamado “Contadores de
cuentos”, se apuntó hace meses y no escribe desde el mismo tiempo. Se
levanta de la cama y se dirige a la cocina para cenar algo antes de
ponerse a escribir.
—Unas patatas cocidas me vendrán muy bien—.pensó Ana. Cogió el táper de
patatas cocidas del frigorífico, que había preparado el día de antes y
echó mahonesa hasta dejarlas a su gusto y para después unas sardinas con
limón exprimido.
Una vez tomada la cena, aún sentada en el escritorio de su habitación,
pensando en su cuento; Trama, desarrollo, personajes,… —¿por dónde
empiezo?—se pregunta Ana después de más de una hora postrada en la
silla. Miró a la ventana y vio las ramas de los árboles del parque
moverse continuamente por el viento desapacible que hacía esa noche, lo
que la llevó a emperezarse y meterse en la cama, —mañana me pondré en
serio—, dijo restregándose los ojos. —Lo del folio en blanco no era una
pamtomima, creo que me está pasando a mí, lo estoy viviendo en mi propio
folio.
A las 8:15 sonó el despertador digital de Ana y casi de un salto se
levantó de su cama y se vistió, miró a su escritorio y vio el folio
blanco impoluto encima de su escritorio, este le recordó la charca
helada que todos los años se formaba al lado de la granja familiar,
situada en un pueblecito de la llanura manchega. De repente sintió una
poderosa fuerza que la atraía a aquellos recuerdos más recónditos de su
niñez, en aquel pueblecito donde empezó a contar sus primeros años de
vida y que guardaba una cantidad de experiencias incontables, hasta su
partida a la capital para cursar sus estudios de periodismo.
—Me iré allí, a la granja familiar, cogeré el tren en cuanto pueda y
pasaré en el pueblo el fin de semana, para hacer salir nueva ideas y
dejar aquí ese maldito folio en blanco—.dijo Ana en tono mandón y
definitivo.
Con una rapidez frenética, empezó a preparar la maleta para emprender su
viaje, sin olvidar la lencería que aún no había estrenado, su portátil y
su bloc de notas, se colgó la mochila y cogió la maleta, para coger el
segundo tren que salía de la estación de Atocha a las 9:29h.
Todo fue casi mecánico; cogió el taxi -para ahorrar tiempo- y a pocos
minutos de esperar en la estación subió al tren, con este aún parado en
la estación, sacó de la mochila el bloc de notas y un lápiz con el que
empezó a escribir ideas que no paraban de aflorar de su cabeza.
—¿Puedo?—preguntó un señor apuesto mayor que ella, que vestía pantalones
vaqueros, chaqueta y una camisa—. Por supuesto, siéntese—. Contestó
ella entusiasmada por la ebullición de ideas y la nueva compañía.
Con el tren en marcha, dejando atrás los atascos y el ajetreo de la
ciudad Ana ya tenía varias hojas escritas en su bloc de notas, decidió
disfrutar del paisaje que se expandía a través de la ventana, pero con
el susurro de los pasajeros y el traqueteo del tren, el sueño se apoderó
de ella.
FIN
Hola Gustav:
ResponderBorrarAna hace muy bien en tomar ese tren. Viajar a nuestro pasado, siempre es un truco que funciona contra la “página en blanco”, sabedor de ello, no has dudado en utilizarlo, pero has sabido reservar para el final alguna sorpresa bien llevada, el reto de la lencería parecía algo pillado por los pelos, junto al portátil y el bloc de notas, pero finalmente se desvela que Ana pudiera tener más de una página en blanco. Acertado.
En cuanto a la forma, los diálogos pudieran haberte gastado una mala pasada con las repeticiones y enumeraciones, (al haber unicamente un personaje y el narrador, prescindir de ellos podría haberlo evitado…) No me hagas demasiado caso ya que el resultado en conjunto es agradable.
Saludos.
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BorrarBuenas, Gustav.
ResponderBorrarUN relato cortito pero bien llevado. Me ha gustado cómo has sabido introducir las tres palabras de reto en el texto sin que quedasen del todo forzadas, en especial la lencería.
Sobre el texto en sí, hay bastantes cosas a corregir, como la puntuación en los diálogos, las acotaciones del narrador siempre van seguidas y precedidas de la raya del diálogo, los puntos y comas van antes y después de estas.
Algunas frases también se me hacen demasiado largas, quizá habría que mirar un poco la puntuación.
Pero aun así te animo a que continúes escribiendo. Este es un proceso de continuo aprendizaje y siempre habrá algo en lo que podamos mejorar.
Un saludo.
IreneR
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BorrarLeosinprisa
ResponderBorrarHola Gustav, en tu texto se nota el esfuerzo por relatar una historia común que puede ser contada de muchas formas. Aunque me da la sensación de que tu historia aún podría haber mejorado si la hubieras desarrollado un poquito más.
Hay alguna cosa que deberias cambiar, como la palabra "partió" que me imagino es "patio".
Sobre todo me ha gustado la forma en que lo acabas, me ha parecido muy original y me ha hecho esbozar una sonrisa. La pobre se duerme cuando su mente está en pleno proceso de creación.
Ha sido un placer leerte. Un saludo.
Muchas gracias Leosinprisa por mirar y comrcomemi relato, ha sido de gran ayuda.
BorrarSaludos
Saludos Gustav:
ResponderBorrarMuchas gracias por publicar conmigo, espero lo hagas para la próxima entrega.
Sobre tu relato, no sé si lo escribiste de tirón o si no le diste suficiente reposo. Se recomienda alejarse del escrito un par de días para que al volverlo a leer descubras sus mejoras.
En tu texto, encuentro errores ortográficos, y creo que en su mayoria son por el "dedo veloz". Te marco algunos:
partió (patio), mahonesa (mayonesa), pamtomima (pantomima)- Todos estos con una revisión los evitas.
Te recomiendo que leas en el taller de Literautas, la entrada de cómo se construyen los diálogos, porque tienes falla en ellos. Hay una estructura que debemos respetar, ya que son leyes extendidas, lo cual son notorios cuando no se estructuran como se debe.
Los nombres de la semana se escriben en minúsculas. Y a las formas horarias se les debe colocar el a.m. o p.m. cuando usaste h, está bien.
Mi primera lectura siempre la hago en voz alta, y no sé porque me costó mucho leerla sin tropiezos. Creo que has usado un lenguaje muy coloquial, con manías lingüisticas, repeticiones notorias, etc. Por ello, te recomiendo que dejes reposar tu trabajo y lo leas en voz alta o uses un lector electrónico.
El texto cumple con una escena, ya que está puede tener un "antes y después", y en este caso, podemos imaginarnos que pudo existir previo y posterior a este escena en partícular.
El escenario es bastante sencillo, con un solo personaje y apenas una interacción con otro, al final. Las costumbres de Ana son fáciles de seguir y la conclusión era bastante obvia, dadas las circunstancias. (¿Quien no se duerme en un viaje largo?)
El relato es sencillo y agradable. Mi recomendación personal, es que cuides mucho lo que dices y cómo lo expresas. Evita la repetición de palabras y has más activa la escena. Mezcla el contar y el mostrar, ya que este relato tiene mucho contar y eso lo vuelve un poco mecánico.
Espero leerte en la próxima escena para ver que eres capaz de ofrecer. Un plácer.