jueves, 17 de mayo de 2018

La Leyenda - Rosanna Samarra


—¿Mamá, donde están las llaves de la casa de los abuelos? 
—Están guardadas, ¿para qué las quieres?
— Quiero irme el fin de semana al pueblo, así podré estudiar sin distracciones
—Está bien ¡pero ve con cuidado! —No lo dijo muy convencida.

Lucía hacía años que no visitaba aquel precioso pueblo, des del fallecimiento de sus abuelos ya no había vuelto más. Pero ahora necesitaba centrarse en sus estudios y éste sería un lugar perfecto.
Tras un largo recorrido en coche llegó a su destino. En la cima de la montaña yacía un hermoso pueblo, pequeño pero encantador, sus calles adoquinadas, las casas de piedra le daban un aire rural y a la vez medieval. Se respiraba un aire limpio, puro y floral por aquellos pequeños balcones cubiertos de flores y recordó cuando correteaba por aquellas calles tan estrechas. 
Abrió la puerta de donde sería su hogar durante dos días. Habían pasado diez años de la última vez y estaba igual como la recordaba. Dejó su mochila y empezó a husmear por cada rincón de la casa hasta encontrar un viejo álbum, «no recuerdo haber visto esto antes», pensó curiosamente. Eran fotos de la juventud de los abuelos y entre ellas vio una que atrajo su atención, estaban con amigos junto a una cueva y al pie de la imagen estaba escrito “cueva del dragón”. «¡Qué raro!, mi abuela nunca me habló de este sitio…», se dijo intrigada. Inesperadamente llamaron a la puerta.
—¡Hola!, he visto entrar a alguien y creí ver a la hija de Herminia. —Su voz rebosaba alegría por la súbita visita. Era la vecina de toda la vida y amiga desde niña.
—¡Noo, soy su nieta! ¿Es usted María, verdad? Supongo que no se acordará de mí, han pasado tantos años… —lamentaba el tiempo transcurrido.
—¡Uy, qué mayor y guapa estás!; mirándote bien, tenéis algún parecido.
—Pues verá María, ahora mismos estaba ojeando unas fotos de mis abuelos y una de ellas me ha sorprendido. ¿Qué sabe usted sobre la cueva del dragón, por qué tiene este nombre? 
—¿Nunca te lo contó tu abuela? —preguntó extrañada y divertida a la vez—. Si quieres y dispones de un ratito te lo cuento.
—¡Sí sí, me encantaría! Pase, pase —indicó Lucía cordialmente.
Tomaron asiento en la parte trasera de la casa. Era mediodía y la fuerza del sol impregnaba gran parte de la habitación con sus potentes rayos atravesando el gran ventanal. María empezó a narrar la historia.
—La cueva del dragón está muy cerca del pueblo; justo en la última curva hay un camino de piedra y a escasos metros tropiezas con ella. Recuerdo cuando era niña, mis padres decían que muy cerca de aquí vivía un dragón y una noche de invierno exhaló su aliento de fuego produciendo quemaduras a unos jóvenes. Pero no era así, —dijo con una sonrisa pícara— me lo decían para evitar encuentros amorosos; era un sitio alejado e ideal para las parejas.
—¿Y…?, cuente, cuente, estoy ansiosa.
—¡Voy, voy! En aquella época, en el pueblo, vivía una familia con dos hijas, una de ellas era muy garbosa, atrevida, coqueta y siempre presumía delante de los chicos. Su padre era una persona muy respetuosa y con mucho carácter, capaz de hacer cualquier cosa si alguien trataba de avergonzarle. Entonces, un día, se enteró que su hija mayor tenía encuentros con chicos y tras descubrir el lugar amoroso, actuó inmediatamente adentrándose en la cueva a oscuras y con una antorcha a medio encender; esperó que aparecieran. Cuando llegó el momento, estalló un gran estruendo, del cual aún nadie sabe como lo planificó, y un fuego salió de lo más profundo de la cueva. Los chicos salieron disparados como cohetes y se apresuraron a contar lo sucedido a todos los vecinos —dijo María riéndose a carcajada suelta y divirtiéndose como una niña—. Años más tarde se supo la verdad de lo ocurrido y aunque a todo el pueblo le hizo gracia, dejó de ser la morada de la pasión, pero de ahí, fue bautizada como “la cueva del dragón” y así se la reconoce hasta el día de hoy.
—¡Uauu! Me ha fascinado, jamás pensé que en este pueblecito se conservara una leyenda tan peculiar, ¡y yo sin tener ni idea! —expresó disgustada—¡Sin pensarlo más me voy hacia allí! Muchas gracias María, escucharla ha sido un placer; luego nos vemos —le dio un beso y salió a toda prisa.

Lucía estaba ansiosa por visitarla y en santiamén la localizó. Se sorprendió al ver la aglomeración de gente frecuentado la zona, tomando fotos y escribiendo sus profundos deseos en las piedras de la misma. Se había convertido en una atracción turística y aunque no era más que una cueva, mantenía una historia especial.

7 comentarios:

  1. Hola Rosanna,
    Me ha parecido un enfoque muy original. Has logrado captar mi interés por la leyenda, retrasando la información hasta la última parte del texto. Además la historia está muy bien escrita, sin fallos ortográficos y bastante bien puntuada.
    Imaginarme a los chicos saliendo disparados como cohetes por el estruendo, me ha hecho reír. (Buena comparación).
    Te leo en futuros textos,
    Helena

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  2. Hola Rosanna, me ha gustado mucho tu historia. Sobre todo por la forma en que está contada. El tono limpio, sin el artificio de una mirada que observa tranquila las cosas, casi palabra oral. Te envuelven las descripciones y te va seduciendo la trama. Desde luego esa cueva del dragón merece una visita, sobre todo si vas bien acompañado. Una grata lectura y una elección original. Enhorabuena.

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  3. Perdón, soy cualquiera, siempre se me olvida identificarme. Si fuera un poli ya me habrían acribillado.

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  4. Hola Rosanna:
    Tu historia me ha gustado mucho. Me resulta muy fresca, muy real y con humor. He encontrado algunas fallas que parecen más bien errores de tipeo. Trata de revisarlo antess de enviar para que no te estropeen la lectura.
    Felicitaciones

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  5. PARTE 1/2

    Saludos, Rosanna:

    Debido a que estás debajo de mi propio texto, me toca estrujar el tuyo como lo pide el taller.

    Forma: Aunque has cuidado mucho tu ortografía, se te agradece. Hay algunas cosillas que no se notan si no a través de una revisión concienzuda. Una de ellas es la repetición de palabras. Si bien puedes poner una palabra aquí y allá, se debe evitar que en un párrafo o frase la repetición de las mismas. Te marco para que te enteres de cuales te hablo:
    Párrafos que inician con:
    "tras un largo recorrido...", repites aire y calles.
    "Abrió la puerta...", repites puerta, estaba y cueva.
    "Tomaron asiento...", repites parte y gran.
    "la cueva del dragón estaba muy cerca...", repites, dragón, cerca, decían, y paran.
    "En aquella epoca...", repites pueblo, chicos, como (4 veces), más, cueva y día.
    Se aceptan las excepciones en los diálogos de: pase, pase/voy, voy, debido a que son expresiones coloquiales, y forman parte de la idiosincracia de los personajes.

    En esta frase: "Entonces, un día, se enteró que su hija mayor tenía encuentros...", estas usando un "que su", como pronombre. Sin embargo por la expresión se le considera una errata como pronombre desfuncionalizado nominalmente, o quesuismo. Lo correcto es usar un pronombre relativo: Cuya.--> "Entonces, un día, se enteró de cuya hija mayor tenía encuentros.."

    A lo largo del texto marcas las oraciones con demasiadas comas, haciendo la frase cortada y la lectura lenta. Yo solía usar (léase abusar) de las comas hasta que me lo hicieron notar. Esto me ayudó a mejorar mis textos, haciendo las oraciones más claras. La coma no enfatiza, así que evítalas cuando no son realmente necesarias. Mira el ejemplo:
    "En aquella época, en el pueblo, vivía una familia con dos hijas, una de ellas era muy garbosa, atrevida, coqueta y siempre presumía delante de los chicos." --->por esta-->
    --> "En aquella época en el pueblo vivía una familia con dos hijas; (,) una de ellas era muy garbosa, atrevida, coqueta y siempre presumía delante de los chicos."

    Enriquece tu texto evitando palabras génericas: las proformas como persona, cosa, ver, hacer. Existen variantes de sinónimos que nos ayudan a mejorar un texto plano. En la frase, por ejemplo: "me pareció ver a la hija de Herminia", lo mejor es sustituirla por: reconocer. Ya que puedes ver a cualquier persona, pero si alguien te recuerda a otra persona es "reconocer".

    Como me extiendo lo dejo en dos comentarios.

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  6. Parte 2/2

    Contenido: Me ha gustado que la cueva del dragón fuera un simple agujero en la roca, la cual no contenía más misterio que un padre ingenioso, capaz de mantener a los jovenes a raya. Por ello puedo decirte que me ha gustado la idea que le diste al reto de mes.
    Por otra parte siempre leo entre líneas y las coherencias son muy importantes para mí. La idea inicial era que la joven visitara el pueblo para "estudiar", pero prefirió andar de turista. Por lo que esa idea principal se salió del contexto del relato. En su lugar, se puede sustituir con un "fin de semana de relajamiento personal". No sé si comprendes lo que trato de expresar.
    Por otro lado, soy una persona con TOC, pensar en una casa que no visita en diez años, me dio la sensación de estar en igual abandono (porque no nos indicas lo contrario) y lo primero que pienso es el terrible hedor que una casa encerrada puede tener, sin contar con los kilos de polvo. Vuelvo y repito, soy quisquillosa como lectora y veo más allá de lo que el escritor nos relata, y no encontrar esos rellenos de información me hacen caer en un vacío circunstancial.

    Opinión Personal: la lectura fue fácil, amena y con una historia trasfondo entretenida y agradable. Sea con las limitaciones de información o sin ellas, me ha parecido un buen relato. Toma en cuenta lo de las comas y pulirás mucho tu trabajo. Creo que todo puede mejorarse, aún aquello que ya es bueno. ¡Nos leemos!

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  7. Buenos días Rosanna: Tu relato me ha gustado porque has solucionado muy bien el problema del reto. Has cambiado la figura del dragón por un padre celoso de la honra de su hija. Me ha parecido genial este personaje travieso que asusta a los jóvenes del pueblo.

    He encontrado dos errores de escritura que debes corregir, son unos errores de tecleo: " Lucía hacía años que no visitaba aquel precioso pueblo, des del fallecimiento de sus abuelos ya no había vuelto más."
    Debería ser: "Desde el fallecimiento de sus abuelos."

    El otro error: " —Pues verá María, ahora mismos estaba ojeando unas fotos de mis abuelos y una de ellas me ha sorprendido.
    Debería ser: "mismo"

    Yo también abandonaría los estudios hasta el día siguiente, por una buena historia.

    Muchas gracias por compartir tu relato con todos nosotros. Un saludo, Menta.

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