Toda la montaña tiembla y vibra de furia, desde los cimientos hasta la 
punta, pero no es por culpa de un terremoto. Sus piedras parecen gritar y
 rugir, pero en sus alrededores no hay tormenta. Sale fuego a chorros y 
denso humo negro de las laderas, por los cuatro costados de la porosa 
mole de roca, pero la culpa no la tiene un volcán que estuviese a punto 
de entrar en erupción, tal y como afirman los expertos. De todos modos, 
estos no tienen la menor intención de evacuar la ciudad, sita a pocos 
kilómetros...
LA LEYENDA DEL DRAGÓN ATRAPADO
Hace mucho tiempo, en una época mitológica y fantástica en la que 
algunas serpientes, después de salir del huevo, todavía se podían 
transformar en dragones alados al hacerse adultas, nació una serpiente 
jaspeada llamada Gedeón que estaba destinada a convertirse en un gran 
dragón de leyenda.
Pero Gedeón, por naturaleza, siempre tenía mucha hambre. Para hacerse 
grande y fuerte, y poder escupir fuego crepitante por las fauces, debía 
alimentarse constantemente. El problema era que ese hábito lo llevaba a 
tener conflictos con los seres humanos que vivían en las inmediaciones 
de la montaña en donde se encontraba su guarida secreta; un pequeño 
pueblo rural que se dedicaba mayormente a pastorear diversas reses. El 
dragón sobrevolaba las llanas praderas en busca de comida y se 
alimentaba de las vacas, cabras y ovejas que podía, y los pobres 
pastores desesperados no podían hacer nada para evitar su cercana ruina.
Un día, un muchacho despierto llamado Sinforoso presentó ante el consejo
 del pueblo una solución. Al principio, los dirigentes y los demás 
habitantes rechazaron la idea del joven por ser disparatada, arriesgada y
 gravosa, pero terminaron entrando en razón. Para derrotar a Gedeón 
simplemente había que darle lo que quería. Sinforoso reunió una gran 
cantidad de animales y los dejó pastando en una pradera, sin protección 
alguna, para atraer al dragón. La gran serpiente jaspeada se tragó el 
anzuelo y, para ahorrar palabras, diremos que llegó volando y se puso 
las botas. Gedeón, satisfecho, regresó a su guarida para hacer la 
digestión, tal y como Sinforoso había previsto. Lo que el dragón no 
sabía era que todas las reses habían sido alimentadas previamente con 
hierbas especiales, tales como la mandrágora, belladona, valeriana, 
lúpulo, azahar, beleño, datura, tila, laurel, melisa, láudano, 
pasiflora, estramonio y cannabis. Dicha mezcla y combinación de hierbas 
aromáticas y venenosas, sin embargo, no aniquiló al dragón, tal y como 
había anticipado Sinforoso, sino que hizo entrar a la serpiente en un 
profundo sopor.
Y Gedeón durmió plácidamente durante los siguientes días, meses y años. Y
 los años se convirtieron en lustros, primero, y en décadas después, y 
las décadas se fueron sumando hasta convertirse en siglos. Pasó tanto 
tiempo que el pequeño pueblo de pastores se convirtió en una gran urbe 
cosmopolita y moderna, y sus habitantes se olvidaron, despreocupados, de
 la existencia del gran dragón. Sólo permaneció Gedeón en las leyendas y
 los mitos, como personaje central de historias y cuentos para hacer 
dormir a los niños por las noches.
Pobres idiotas desprevenidos y negligentes.
El dragón despertó hace tiempo dentro de su guarida, allá en las 
profundidades de la montaña. Encolerizado, lleva intentando salir de 
allí desde entonces, pero está enorme y gordo, incrustado dentro de un 
espacio que se le ha quedado demasiado chico. Pero ya queda muy poco, 
las paredes de roca están cediendo lentamente, y en cuanto terminen de 
caer Gedeón saldrá a tomarse su venganza...
 
Hola Jose Luis, tu relato es bastante corto. El principio me ha gustado mucho y sobre todo la manera de darle esa personificación a cosas inertes como las rocas, También me ha gustado como se forman los dragones y plan de Sinforoso aunque me ha faltado saber como apresaron al dragón y donde. Sin ambargo, poner el titulo después del primer párrafo me resulta algo raro y anti estético.
ResponderBorrarBuen trabajo. Estoy el 27 por si te apetece pasar a comentar.
Hola José Luis:
ResponderBorrar¡Qué buen relato! Cuánto humor y cuánta originalidad! me ha encantado. Dice, con frescura y dentro de un marco de un terror muy liviano y casi para niños, muchas cosas. Solamente creo que le sobra el "se" ala oración:..un espacio que le haquedado demasiado chico...
Felcitaciones
Buenas, José Luis.
ResponderBorrarMe ha gustado tu relato, lo has sabido llevar muy bien y se lee con facilidad.
Te deja con ganas de seguir leyendo, por saber qué hará el dragón cuando, finalmente, consiga salir de su cautiverio. Aunque presupongo que va a chamuscar la ciudad entera.
Buen trabajo.
Un saludo.
IreneR
Hola José Luis, soy Cualquiera. Me ha gustado mucho tu relato. En la mejor tradición de los mitos y los cuentos legendarios. Me gusta el origen de la serpiente y la idea de Sinforoso de acabar con el dragón a través de hierbas narcóticas. Está muy bien narrado todo, y por ponerle un pero, a mi gusto le podría sobrar el último párrafo, quizá la historia estaba ya completa con los pastores convertidos en ciudadanos y lo otro añade explicación innecesaria. Pero bueno, es una apreciación muy personal, y al fin y al cabo siempre es el autor el dueño de sus historias. Creo en general que has conseguido un estupendo reto. Enhorabuena.
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